hilos y cuerdas, arquetas y agujas.
Solo deciros que cuando Juan aparcó el chelo y dio por terminado el mini concierto me pidió que le enseñara a tejer. Qué despiste el mío de no sacarle ninguna foto! Pero os aseguro que le gustó mucho y es posible que en el futuro repitamos la experiencia. Empezamos por el punto bobo, obviamente. El siguiente pasó será disminuir porqué aumentar lo aprendió por error. En fin, que aún le faltará algo de práctica hasta llegar a hacerse la funda del violonchelo. Además un amigo suyo le había dicho que ahora los yuppies hacen punto y como él viaja bastante porqué se dedica a dar conciertos por el mundo mundial la curiosidad lo lleva a buscar incesante si ve alguno de ellos tricotando por los aeropuertos. De momento no ha tenido éxito pero siempre le quedará París ... o mejor Nueva York!